Mario CASTELLANOS ALCAZAR-
En Oaxaca todo es política, todo es el poder tras el poder, partidocracia, pasión, campañas, elecciones, embutes, patrañas partidistas, coaliciones, futurismo- y demás, embutes, que, por supuesto, distrae a todo oaxaqueño y amaina el desarrollo social- así, sobrevienen los tumultos de problemas y demandas en esta entidad rezagada por el Estado.
En este tenor, a menos de 15 días para el inicio del proceso electoral de la elección del gobernador de Oaxaca, el actual Ejecutivo del Estado, Alejandro Murar Hinojosa (PRI), quien termina su mandato el 31 de diciembre del año 2022, ya está haciendo su portafolio político electoral.
Se auto destapó, al estilo priista, como aspirante a la presidencia de México, por el PRI, o como le venga en fortuna, bien, puede ser en una alianza: PRI, PAN, PRD, sin embargo, el tiempo político no está para bollos, pues del dicho al hecho hay mucho trecho. La política tiene sus tiempos.
Su auto destape causó impresión, escepticismo, aceptación en unos y rechazo en otros, en la entidad oaxaqueña, porque se trata de un Estado rezagado históricamente por la federación, y vuelta, una vez más, Oaxaca es estadio político de escaños electorales.
El Gobierno de Oaxaca tuvo que ventilarse en los medios de comunicación impresos y digitales a manera de mercadotecnia, de difusión nacional, para catapultar su imagen, pero como arte de magia, vinieron los torpedeos de los opositores, incluso, subrepticiamente, de la Secretaría de Gobernación para calmar los ánimos electorales en Oaxaca, por cierto, fuera de tiempo.
Su estate quieto. “No te brinques las trancas, MURAT, espera los tiempos, tienes derecho de aspirar a la grande, a la presidencia de México, como todo ciudadano, o como todo un mexicano, la ley te lo permite, pero aguanta, no comas ansias”. Este fue el mensaje desde arriba.
Esto le quisieron decir, tácitamente a Murat, sin embargo, el mensaje fue claro, sosiégate. Nada más y nada menos, desde las esferas del alto poder, se difundió en todo México y en el extranjero, que los Murat “no tienen limpio su camino. Hay algo que les estorba y los detiene”.
Esto es la revelación, que no es nueva, ya se había repetido en varias ocasiones, pero que resurgen en tiempos electorales. Esto es, el Exgobernador de Oaxaca, José Mura Casab, e hijo, actual Ejecutivo del Estado, tienen conservadoramente 6 bienes inmuebles en Estados Unidos de América con un valor estimado 6 millones de dólares.
Los hacen aparecer en una lista de políticos mexicanos con más riqueza monetaria, es decir, mucho dinero, de inexplicable procedencia, sin tener, de su parte, una explicación pública de los bienes que poseen en el territorio nacional y el extranjero.
Cierto es, que en Oaxaca todo es política- y como consecuencia, los gobernadores, que han pasado, ni bien terminan su mandato- y ya se auto destapan, como aspirantes a la presidencia de México, así lo hicieron: Diódoro Carrasco Altamirano, José Murat, Ulises Ruiz Ortiz, Gabino Cué y ahora Murat Hinojosa.
Por cierto, que sería positivo, que, en alguna de las alusiones, de estas, que se dan en los procesos electorales, de verdad, surja un oaxaqueño idóneo que llegue a la presidencia de México; sería un honor, mantener esa relación diplomática, por el bien de Oaxaca y la nación.
Sin embargo, los políticos oaxaqueños de la actual temporada circunstancial de la política exprés, no han tenido eco a sus aspiraciones porque no tienen la talla política, que el país requiere para un cambio profundo de las estructuras gubernamentales con miras al extermino de la corrupción e impunidad, de no ser por el régimen de la Cuarta Transformación de México, la 4T, que está en veremos.
Volviendo al tema político electoral, Oaxaca es campo abierto, un laboratorio en cuestión de campañas, está vez para la gubernatura de Oaxaca, que se renueva el 5 de junio del 2022, ahora con la participación de una decena de aspirantes del Partido de Regeneración Nacional (MORENA), de los que repunta la Senadora oaxaqueña, la morenista, Susana Harp Iturribarría.
Están en su derecho ciudadano- y ojalá, cualquiera que haga realidad sus sueños, se preocupe por salvar a Oaxaca de la fatal pobreza y la marginación, que se ve reflejada en la violencia y en el rezago ancestral de sus problemas, que se han multiplicado en la última década y por supuesto, estallan en el régimen estatal.
Un sector de salud desmoronado, abandonado, en plena pandemia del coronavirus, un despido de mil 500 trabajadores de la salud en Oaxaca, Un paro de los trabajadores de la Secretaría de Salud del Gobierno Estatal, bloqueando la ciudad capital, hospitales colapsados, sin medicamentos, ni material de curación y sin protección para el personal de primera línea en la curación de los pacientes infectados por el virus.
En fin, en Oaxaca, tenemos que enfrentar los efectos negativos de la pandemia política electoral, por encima de la pandemia del COVID- 19, la pandemia económica, de la educación, de la violencia, la inseguridad- y todo el rezago histórico de la entidad.
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