Mario o Carlos Castellanos Alcázar es un periodista oaxaqueño reconocido por su teoría en conocimientos adquiridos desde hace 40 años, reportero de Diarios locales y corresponsal de Medios nacionales, autor de la columna “Arena Política” con título de la Secretaría de Educación Pública- SEP- Maestro de Educación Primaria, analista de temas políticos, económicos y sociales.
No dejan de señalar con índice de fuego a Juan Rosas Herrera y a Ignacio Cruz Villavicencio, como los artífices del presunto fraude electoral en la elección del Comité Directivo del Sindicato de los Trabajadores del Gobierno del Estado.
Rosas, ex dirigente y Villavicencio, actual Secretario General del Sindicato de los Trabajadores del Gobierno del Estado, son los villanos, que acumularon las acusaciones en su contra en los medios escritos de comunicación, radio y redes sociales, como los culpables intelectuales y materiales del fraude de la elección de los nuevos dirigentes, que tuvo lugar el viernes 10 de diciembre, que fungirán del año 2022 al 2025.
Es que inclinaron las baterías y los dados cargados en favor de la planilla “Rosa”, que según, datos de la Comisión Electoral, ganó con 7 mil 68 votos, en segundo lugar, la “Morada” con mil 420 y la “Negra” con mil 99, cifras muy sospechosas; las preferencias antes de la elección eran para la “Negra”, por su aceptación, su plan de trabajo y ser presidida por una mujer: Isabel Díaz Gómez, quien rompería con la corrupción del actual Comité Sindical, que precisamente impuso a la “Rosa”.
Por supuesto que la “Morada” fue impulsada por el ex dirigente sindical, Joel Castillo, con el único fin de terciar en contubernio con el Comité Directivo del Sindicato de los Trabajadores, que dirige, Juan Ignacio Cruz Villavicencio para interceder en contra de la “Negra”, que representaba la preocupación de la “Rosa”- y por supuesto, la intención era ubicarla en el tercer lugar para que no tuviera margen de impugnar el fraude electoral.
Así fue, el fraude electoral estuvo muy bien orquestado, para lo cual, Juan Rosas y Juan Ignacio Cruz Villavicencio, hicieron muy bien la treta electoral y todo les resultó debidamente calculado, unos verdaderos maestros de la alquimia electoral, utilizando los recursos de las cuotas sindicales, rebasaron el tope de la campaña, que fue de 50 mil pesos, haciendo gastos onerosos en favor de la planilla oficial, la “Rosa”.
Según denuncias de los integrantes de la planilla “Negra”, el Comité en funciones se coludió con el gobierno estatal para orquestar el fraude electoral en contra del cambio propuesto, la democratización sindical, la auditoria a los ex dirigentes, revisión de los estatutos, lineamientos y principios presentados por Isabel Díaz Gómez.
La planilla “Negra” planteaba la separación del sindicato y el gobierno, cuya política sería de respeto institucional, más no de supeditación para lograr mejores conquistas en favor de la gremial, incluso, rescatar el fondo de pensiones y el tabulador, mejores salarios y prestaciones sociales.
Asimismo, se descubrirían los grandes fraudes, la corrupción de los dirigentes “charros”, que se han dedicado a la venta de plazas, al tráfico de influencias, al derroche de las cuotas sindicales, es decir, se barrerían las escaleras de la corrupción de arriba hacia abajo y se aplicarían las máximas de no robar, no mentir y no traicionar.
Todo se vino bajo con los mecanismos fraudulentos de los dirigentes nocivos al operar el consabido fraude electoral, para lo cual utilizaron un padrón obsoleto, no actualizado, así, como la falta de papelería, como boletas, a la hora de la hora, el cambio de ubicación de las casillas, instalación de cajas de cartón en lugar de urnas, la utilización de tinta no indeleble, las maniobras de manipulación, la compra de conciencias, intimidaciones, ofrecimientos de plazas, entre otros recursos fraudulentos.
Desde luego que fue la elección más viciada y corrupta de los últimos años, cuya finalidad fue imponer a costa de lo que fuera a la planilla “Rosa” con el fin de cubrir la corrupción de los dirigentes salientes y asimismo la continuidad tras bambalinas de Juan Rosas y Juan Ignacio Cruz Villavicencio, pero además, los trabajadores seguirán bajo el yugo del caciquismo político y del gobierno con la finalidad de mediatizar las demandas laborales y prestaciones sociales.
Sin embargo, no es la última palabra, depende de los opositores, que analizan la impugnación del proceso electoral, por lo que está en veremos, si la planilla “Rosa” toma o no posesión el uno de febrero del año 2022.
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