Mario o Carlos Castellanos Alcázar es un periodista oaxaqueño reconocido por su teoría en conocimientos adquiridos desde hace 40 años, reportero de Diarios locales y corresponsal de Medios nacionales, autor de la columna “Arena Política” con título de la Secretaría de Educación Pública- SEP- Maestro de Educación Primaria, analista de temas políticos, económicos y sociales.
Por supuesto que la violencia indiscriminada en el Istmo de Tehuantepec y en general en la entidad oaxaqueña está enrareciendo el proceso de elección del gobernador de Oaxaca, que será el 5 de junio del año 2022, así, como de autoridades municipales, extraordinarias, en 5 municipios: Reforma de Pineda, Xadani, Mixtequilla, La Ollaga y Chahuites para el 6 de marzo de este mismo año.
No se espera un proceso electoral aterciopelado sino todo lo contrario, existe un clima de crispación ante la fatal violencia en la región del Istmo de Tehuantepec, en donde se concentra el crimen organizado, los capos de la droga, el foco de crímenes, asaltos, ejecuciones, homicidios dolosos, desapariciones y feminicidios.
Incluso, el 14 de febrero del presente año un comando armado agredió a balazos la camioneta en donde viajaba el presidente municipal de San Pedro Tapanatepec, región del Istmo, Humberto López Parrazales, morenista, quien resultó lesionado e internado en un hospital de la zona, pero murieron dos de sus acompañantes.
Luego el 10 de febrero del presente año, tuvo lugar el asesinato del periodista. Heber López Vásquez, en Salina Cruz, Oaxaca, por funciones de su actividad periodística, que implica la denuncia de actos de corrupción e impunidad en contra de autoridades municipales y grupos delincuenciales.
El mismo gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, en un acto político electoral del candidato a la gubernatura por el PRI, advirtió, que en la región del Istmo de Tehuantepec existe la presencia de la delincuencia organizada y el narcotráfico– y aseveró que la mafia está metiendo las manos en el proceso electoral, incluso, ya existe en los municipios, principalmente en Juchitán de Zaragoza.
No es cosa menor, que el Ejecutivo, haga esta advertencia, pero lo cierto es que la violencia ha desbordado los ánimos en esta región, sobre todo en Juchitán de Zaragoza, en donde se han disparado las ejecuciones en contra de familias completas, homicidios dolosos, feminicidios y desapariciones.
Al grado que el mandatario arengó en un acto político electoral, que en el cabildo de Juchitán de Zaragoza, en donde gobierna el PT- MORENA, hay integrantes del cabildo con nombres de los capos de la mafia, pero también, en otros municipios gobernados por la oposición al PRI, existe la delincuencia organizada, situación que se complica por la disputa del poder político electoral, que en realidad enrarece el ambiente, que cada día es más tenso – y se demuestra con las manifestaciones de protesta, que incluyen bloqueos de las carreteras, toma de instituciones y daños a terceros.
Es para pensarse, pues, en la región del ISTMO, la inseguridad afecta el desarrollo económico, político y social en grandes dimensiones, que ya está afectando el proyecto ambicioso del presidente Andrés Manuel López Obrador, referente al corredor interoceánico, que unirá a los océanos, Atlántico y el Pacífico en un intercambio comercial y de producción que detonará la economía local, nacional e internacional, de no ser por la amenaza de los zares de la mafia de convertir a esta zona en tierra del tráfico de drogas.
Sin duda que la propagación de la violencia incitada por la delincuencia organizada a nivel nacional y en el caso de Oaxaca, representa un gran reto del Gobierno Federal y Estatal para correlacionar esfuerzos, estrategias y políticas que garanticen la paz y la estabilidad de las regiones beligerantes con la participación de los sectores de la producción, pues es cierto, que hasta la fecha no se ve claro, la prevención y el combate a la mafia imperante, que se ha convertido en un lastre- y por supuesto, la respuesta oficial son los cálidos abrazos y no balazos, amor y paz de ya saben quién.
Al respecto el gobierno de Oaxaca ya está tomando sus providencias para formar un frente común interinstitucional conjuntamente con las autoridades municipales del Istmo de Tehuantepec, el gobierno federal y los actores políticos para frenar la violencia desmedida con planes, políticas y estrategias para garantizar la seguridad en dicha región y en general en la entidad oaxaqueña con el apoyo de la Guardia Nacional, policías municipales y del Estado.
Lo cierto es que la delincuencia organizada está muy avanzada, más que los propósitos del gobierno federal, aun peor, ahora, que esta infiltrada en los estratos de la administración pública de los tres niveles del gobierno, en los altos funcionarios, en los políticos, diputados, servidores públicos y autoridades municipales, como se ha reflejado en los procesos electorales por la disputa de las plazas al servicio de la mafia.
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