Mario o Carlos Castellanos Alcázar es un periodista oaxaqueño reconocido por su teoría en conocimientos adquiridos desde hace 40 años, reportero de Diarios locales y corresponsal de Medios nacionales, autor de la columna “Arena Política” con título de la Secretaría de Educación Pública- SEP- Maestro de Educación Primaria, analista de temas políticos, económicos y sociales.
O que mujeres tan divinas, dignas de reconocimiento por su estatura a la par del género humano, vinculadas como ejes y motores de la sociedad mexicana, en el caso de nuestro país, con graves problemas socioeconómicos, culturales y hasta discriminación a las féminas.
Recordadas en el Día Internacional de la Mujer, celebrado en los confines internacionales, el 8 de marzo. Es justo el pleno reconocimiento a nuestras mujeres mexicanas tan bellas y diligentes, pero, tan rezagadas por el mismo sistema del gobierno de ahora- y del pasado, que no le han hecho justicia plena a dicho sector de la humanidad.
Merecen respeto y admiración porque son las arquitectas y pilares fundamentales del desarrollo humano, sin ellas, no habría el amor inmaculado, que requiere una sociedad cambiante para competir por un cambio, que solo se da en donde existe la presencia de una mujer, que nos impulsa al cumplimiento de nuestros derechos y obligaciones. Todo con amor.
El amor y más amor emanado de las venas y el corazón fluido de nuestras mujeres son el aliciente, el perfume, las caricias y el tonificante para integrar una sociedad justa y equitativa, que solo ellas pueden transformar con su mirada dulce y dispuesta a luchar con todo su esfuerzo y capacidad, al igual que los varones- y aún más, porque son tan ingeniosas- y solo esperan una oportunidad, lejos de ser marginadas por este gobierno misógino.
Todo esto viene a colación por la celebración mundial del Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo, y por cierto, más que festejos es una fecha para re flexionar el por qué, a las mujeres mexicanas se les trata con desprecio, como si no tuvieran un lugar ganado en el espacio, siendo tan importante su aportación en todas las actividades de la vida diaria.
Como si fueran un desdén, se les cuestiona desde el Palacio Nacional en donde se minimiza su lucha social en demanda de justicia social, respeto los derechos humanos, a la igualdad, equidad, trabajo justo y bien remunerado y asimismo, exigen las garantías para no ser privadas de su libertad y el derecho a vivir en un régimen de paz.
Educación y salud, son entre otras, las premisas que reclaman las mujeres, que lejos de ser atendidas son sometidas a un sistema de violencia y violación de sus derechos, que por ley les corresponde, a lo que se suma la desatención del gobierno mexicano, que en ocasión de sus mega manifestaciones son cuestionadas como conservadoras, que están en contra de la política de la Cuarta Transformación de México, la 4T.
No es así, las féminas están en contra de la brutal violencia vista en el país mexicano en donde se incrementan los homicidios dolosos, feminicidios, secuestros, violaciones, desapariciones, que quedan impunes, sencillamente, porque este tema no está en la agenda presidencial.
O porque la política de abrazos y no balazos del gobierno ha sido contraproducente por lo que, en lo que va del sexenio federal, del año 2018 a la fecha, se han cometido 3 mil 999 feminicidios a nivel nacional según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, sin que haya la intención de un buen gobierno para ejercer el Estado de Derecho.
Si bien, en las últimas manifestaciones féminas, en su Día del 8 de marzo, han avanzado. Han logrado hacer conciencia en la defensa de sus derechos, y sí han caído en actos de violencia es por la impotencia de ser marginadas y expuestas al crimen de los grupos delincuenciales, que parecen estar de acuerdo para avasallar a este género, o bien, para callarlas porque representan un obstáculo para las autoridades en turno, además, que delatan los altos grados de corrupción e impunidad del sistema judicial.
Aun no hay una política convincente, que implique programas y protocolos gubernamentales que pongan fin a la violencia feminicida, que implica el crimen de 10 mujeres diarias, que en alto porcentaje quedan impunes y cada día más expuestas a los detractores de la humanidad.
Por todo esto, la inconformidad de las mujeres se manifestó en las marchas a nivel nacional el pasado 8 de marzo, solo en la capital del país se pronunciaron conservadoramente 75 mil damas- con algunos conatos de violencia de grupos enmascarados- y si bien, se sumaron las mujeres policías, según para resguardar el orden, no deja de ser una táctica política del gobierno, pero en el fondo no hay nada, ninguna solución.
Mientras en Oaxaca, el gobierno estatal no canta mal las rancheras, también, hay incapacidad del Poder Judicial, y, asimismo, carencia de estrategias, y todo queda en el discurso, pese a que, en esta entidad, en lo que va del presente sexenio estatal han sido perpetrados 608 feminicidios, tan solo en lo que va del año 2022 se han registrado 26 crímenes.
Sin embargo, no pasa nada. Oaxaca es una de las 10 entidades más seguras, según, el reporte oficial. “Hay gobernabilidad, paz y estabilidad social”, pero, además, hay crecimiento económico de un 4 por ciento. Cantos de sirena.
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